Ella
es Maiko Hananokôji, y les advierte de que les rondan
tres “jureiki”, unos aterradores espíritus
malignos que se alimentan de las almas de las personas que han
cometido crímenes.
El trío de jóvenes
se toma a broma sus palabras, incluso aunque Maiko les permita
ver, gracias a lo cerca que están de ella, los jureiki
flotando ávidos sobre sus cabezas. Ryô hasta se
atreve a chulearse con los jureiki y pide a Maiko que salga
con ellos por tan entretenido espectáculo. Por toda respuesta,
ella le propina un tortazo y le avisa de que se arrepentirá
de sus actos.
Ambos se reencuentran en el instituto
y Ryô no tarda en insinuarse de nuevo a Maiko. Mientras
están hablando, los amigos de Ryô son atacados
por los jureiki, muriendo con los mismos síntomas que
su hermana. Maiko entonces le explica que los jureiki en su
momento fueron a por su hermana en lugar de a por él
porque se decantan por las almas más jóvenes.
Sólo a partir de este suceso Ryô toma en serio
las advertencias de Maiko.
Los jureiki comienzan a perseguirlos
por todo el instituto y no les queda otro remedio que esconderse
en un casillero de los vestuarios para despistarlos. Ryô
aprovecha el momento para interrogar a Maiko y consigue que
ella confiese una vez que la amenaza con un beso. Dos años
atrás, su mejor amiga Tamao y ella se enamoraron del
mismo chico, pero éste no escogió a Maiko. Colérica
y celosa, deseo con todas sus fuerzas la muerte de su amiga,
y los espíritus malignos no tardaron en concederle su
deseo. La situación le hizo entrar en estado de shock,
y cuando se recuperó supo que era descendiente de una
familia de onmyôji.
Ryô, conmovido por su historia,
la consuela y acaba besándola. Súbitamente se
ven rodeados por los jureiki y salen del paso por pura suerte:
la alarma del móvil de Ryô se activa y su melodía
enloquece a los jureiki. Maiko descubre entonces que esa melodía
es el Hannyashingyô, un sûtra budista que parece
hacer efecto en los jureiki.
Ryô decide no desperdiciar
este hallazgo y corre con Maiko al cuarto de la emisora de los
altavoces del instituto. De este modo, logran deshacerse de
los jureiki poniendo el sonido al máximo.
Después de ser interrogados
por la policía a causa de la muerte de los amigos de
Ryô, se reúnen para comer y Ryô propone a
Maiko, sin posible objeción, que luchen juntos contra
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